La técnica de la PERA para poner límites a tus hijos: cómo ponerla en práctica y sus beneficios
“Ya te tomaron la medida”, seguro que te lo dijo tu tía el día en...

“Ya te tomaron la medida”, seguro que te lo dijo tu tía el día en que tus hijos no paraban de gritar por más que se los pedías. Y, aunque tú sabes que eso no es cierto, sí que los niños necesitan reglas y normas. Esta es la técnica de la PERA para poner límites a tus hijos.
Para que cualquier forma de convivencia funcione se necesitan pautas, sobre todo cuando los pequeñitos están desarrollando su personalidad. Además, tener una guía que oriente su conducta les aporta seguridad emocional.
Pero lo primero que hay que hacer para gestionar el comportamiento de tu hijo es predicar con el ejemplo. Los niños con ira suelen ser el resultado de madres que pierden la paciencia, así que respira profundo, racionaliza tus emociones y, ahora sí, alístate para establecer límites saludables en casa.

No tienes por qué gritar | Foto: Pexels
Cómo poner en práctica la técnica de la PERA para poner límites a tus hijos
Las órdenes son poco efectivas con los pequeñitos, pues se les pide “hacer caso” mientras se omite su capacidad de decisión y, por lo tanto, pueden fácilmente evadir la responsabilidad de sus actos. Los niños que solo obedecen se convierten en adultos incapaces de valerse por sí mismos.
Por eso es que la técnica PERA del método Montessori ha ganado tanta popularidad. Tus hijos pueden crecer con libertad y, al mismo tiempo, en un espacio donde los límites se consideran un acto de amor.

Recuerda calmarte primero tú | Foto: Pexels
Las siglas PERA se refieren a todo lo que hay que evitar a la hora de enseñar a los niños qué está permitido y qué no:
- P de prohibiciones constantes. En lugar de establecer límites negativos, explícales qué pasaría si suben las escaleras corriendo o simplemente diles que deben andar despacio.
- E de etiquetas. Si le dices “qué cochino eres” estás dañando su autoestima y poniéndole una etiqueta que podría pesarle demasiado.
- R de resentimiento. Si perdiste el control, toma un respiro antes de hablar con tus hijos. En momentos de tensión podrías decir muchas cosas que no sientes en realidad.
- A de amenazas. Además de que puede ser que no las cumplas y solo causes confusión en tu hijo, las amenazas terminan por hacerlo sentir inseguro y muy vulnerable.
Pon atención a lo que dices y haces, verás que en poco tiempo disciplinas a tus hijos de forma más respetuosa.
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