Ni a los 40, ni a los 50: La juventud se termina a los 34 años
Cuando era niña, las personas mayores de 20 años me parecían tan viejas. Para cuando...

Cuando era niña, las personas mayores de 20 años me parecían tan viejas. Para cuando pasé los 25, comencé a ver cómo amigas alcanzaban el tan temido “tercer piso”, y decía ¡pero qué jóvenes lucen!… Hoy, a punto de cumplir los 30, volví a engañarme a mí misma pensando que aún me quedan muchos años de juventud. ¡Oh, error!
Y no es que alcanzar determinada edad signifique el fin de tu vida, en realidad, desde mi perspectiva, influye más el estilo de vida y actitud que el año en que naciste, en lo que respecta a la manera en cómo te ve el mundo.
Desafortunadamente, no podemos engañar al tiempo por siempre. Y la naturaleza se encarga de hacérnoslo saber.
O la ciencia, en este caso, pues recientemente un grupo de científicos de la Universidad de Stanford reveló que las proteínas que componen tu sangre son las encargadas de anunciar cuando tu cuerpo se despide de la juventud y eso ocurre cuando cumples los 34 años.
“Las proteínas son los caballos de batalla de las células constituyentes del cuerpo, y cuando sus niveles relativos sufren cambios sustanciales, significa que tú también has cambiado” explicó el doctor Tony Wyss-Coray, líder de la investigación.
Resulta que anteriormente se creía que dichos cambios eran progresivos. Hoy, gracias a este grupo de científicos se sabe que la trayectoria del envejecimiento no es continua ni uniforme, sino más bien tiene tres picos importantes que marcan el inicio de tres etapas en el ciclo de vida de las personas: la edad adulta joven, la edad media tardía y la vejez.
Para llevar a cabo el estudio, se analizó el plasma de 4 mil 263 personas, de entre 18 y 95 años. Después de analizar los niveles de 373 proteínas de la sangre, notaron que existen tres puntos en la edad de la mayoría de las personas, donde los niveles de proteínas experimentan cambios repentinos: a los 34, 60 y 78 años.
Por si esto fuera poco, los investigadores hallaron 46 proteínas relacionadas directamente con el envejecimiento. Este descubrimiento les permitirá realizar futuras investigaciones enfocadas en cómo pueden hacerse intervenciones en estas proteínas, que ayuden a revertir o ralentizar el proceso de envejecer.