La mercadotecnia de lo orgánico ha llegado a un punto donde todo mundo cree que los alimentos, por tener dicha palabra en el empaque ya son más saludables y de consumo más responsable, sin embargo, esto podría no ser del todo cierto, al menos no en el caso de los huevos orgánicos los cuales definitivamente no son lo que muchas personas creen.
El consumo responsable, mas que una moda, debería ser una hábito dentro de las dietas de todas las personas, pues la mayoría de los productos de este origen, no necesariamente vegetarianos o veganos, conllevan un mejor proceso que el industrial, el cual suele ser bastante sucio y sobretodo cruel.
En el caso de los huevos, recordemos esos terrible y abismales sitios donde viven las gallinas, en condiciones deplorables, amontonadas todas con todas, llenas de excremento y fabricando una tremenda cantidad de virus y bacterias además de los huevos.
Por ello la opción orgánica resulta ser mejor para los clientes y consumidores concientes ya que según se sabe, se les brinda una dieta vegana y de calidad a los animales y además, algunas de las granjas productoras de huevos orgánicos presumen de tener gallinas de libre pastoreo; punto que podría ser lo más significativo en cuanto al trato que se le da a los seres vivos que nos dan de comer.
Sin embargo una dieta vegana a base de solo maíz y soya podría no ser lo mejor para las aves y por ende no para los huevos orgánicos que utilizamos para preparar nuestro desayuno.
¿Por qué? Pues sucede que los pollos son animales omnívoros. Son felices alimentándose en el libre pastoreo de gusanos y otros insectos de la tierra. Y como a muchas otras aves omnívoras, a los pollos les gusta mucho la carne y forma parte fundamental de su dieta ya que si no la comen, pueden enfermarse e incluso cambiar su temperamento.
Como dato curioso, a las gallinas ponedores industriales también se les mezcla algo de carne entre el engrudo que se les suele dar de alimento, solo que esta carne no es precisamente insectos, suelen ser restos de otros animales molidos entre su alimento.
El libre pastoreo es algo que todos deberíamos considerar al comprar huevo. | Foto: Freepik
También, las gallinas y pollos necesitan nutrientes igual que lo seres humanos para estar sanos. Entre los más importantes está un aminoácido esencial llamado metionina el cual, según las leyes de la comida orgánica, es un suplemento permitido en las granjas orgánicas de pollos. Pero no todas la incluyen en la dieta, y cuando lo hacen, casi siempre se trata de una versión sintética.
Por otra parte, los granjeros dicen que los pollos alimentados con maíz y soya son mucho más violentos, se vuelven frenéticos buscando insectos donde pueden e incluso se dan picotazos entre ellos para pelearse por el alimento.
Claro que las gallinas y pollos de libre pastoreo, tienen dónde encontrar esa proteína y tienen más espacio para desarrollar sus breves vidas, pero los que viven en los establos no tienen ese lujo y recordemos que la industria de los huevos orgánicos sigue en aumento y por supuesto que no todas cuentan con espacios abiertos para sus animales.
Tan solo en México hay un aproximado de 12 mil granjas de gallinas ponedores de huevos orgánicos, con 20 mil aves en cada una, aproximadamente. En Estados Unidos se produjeron casi mi millones de huevos orgánicos en 2008, menciona el sitio Vice.
En cuanto a la alimentación de las aves, «no está bien que estemos forzando a los pollos a esta dieta. Es crueldad. Se supone que tenemos gente que se preocupa por el bien animal. ¿Dónde están esas personas?», comentó Ernie Peterson, de la Cashton Farm Supply de Wisconsin al Washington Post.
Finalmente, es importante recalcar que para aquellos granjeros que pueden proveer pasto a sus pollos y gallinas, el problema de la metionina no es preocupante.
El verdadero problema de los huevos orgánicos comienza con su industralización pues los que no tienen áreas suficientes para que sus gallinas estén afuera en los pastizales, la alimentación vegetariana simplemente no sirve. Contrario a lo que se nos han hecho creer a los consumidores.
En resumen, si una gallina no es de libre pastoreo y no consume sus insectos y porciones adecuadas de carne, su producto, por mucho que sean orgánico, jamás podrá considerarse dentro de lo saludable.
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