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¿Cómo lavar los mariscos para evitar peligros a la salud? Esto dicen los expertos

Una de las tradiciones más importantes de Cuaresma es sacar de nuestra dieta la carne...

Pamela Rodríguez Ordaz

Cómo lavar los mariscos para evitar peligros a la salud
| Foto: Pexels

Una de las tradiciones más importantes de Cuaresma es sacar de nuestra dieta la carne roja y darle paso a una enorme variedad de deliciosas recetas con mariscos, sin embargo, aunque muchas personas tienen debilidad por estos platillos, se tienen que manejar con cuidado para evitar riesgos sanitarios, es por eso que hoy te diremos cómo lavar los mariscos para evitar peligros a la salud, según los expertos.

De acuerdo con el portal ‘Enséñame de Ciencia’, los productos marinos se pueden dividir en tres grupos: los pescados; los crustáceos, como los cangrejos, los langostinos y los camarones; y los moluscos, como los pulpos, los mejillones, almejas, entre otros. 

Además de ser ricos y versátiles, los maricos tienen muchos beneficios a la salud como proteína, vitaminas, minerales, y ácidos Omega 3, de hecho, la Organización Mundial de la Salud recomienda ingerirlos de dos a tres veces a la semana, pero para sacarles todo el provecho, hay que tomar todas las medidas de seguridad de higiene.

Cómo lavar los mariscos para evitar peligros a la salud

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¿Cómo lavar los mariscos para evitar peligros a la salud? Esto dicen los expertos

Tal como señala el mencionado portal ‘Enséñame de ciencia’, algunos de los riesgos que corremos al consumir mariscos son intoxicaciones, ingesta de parásitos, y hasta enfermedades más graves. 

Refrigeración: Uno de los primeros requisitos importantes de los mariscos es que deben ser frescos y mantenerse en refrigeración, pues se descomponen muy rápidamente.

Lavado: Para lavar los moluscos es importante colocarlos debajo del chorro de agua para eliminar los granos de arena y la suciedad superficial.

Tallado: Algunos moluscos están ‘desnudos’ como el caso del calamar y el pulpo, pero otros están en conchas expuestos al ambiente, por eso hay que tallar con un cepillo o fibra toda la superficie de la concha eliminando la mayor cantidad de suciedad y restos de algas posibles.

Secado: Enjuaga con mucha agua fría y seca los excesos con una toalla de papel, cuidando que no queden pedacitos de papel pegado.

Abre: Con ayuda de un trapo perfectamente limpio y que no deje pelusa, toma con firmeza la parte más ancha de la ostra dejando al aire la más angosta, luego mete con cuidado un cuchillo para romper la unión aplicando fuerza. Es posible que se desprendan en ese momento fragmentos de carbonato de calcio, así que elimina las impurezas enjuagando una última vez las conchas.

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Pamela Rodríguez Ordaz