Con el paso del tiempo, la herrería de tu casa se va deteriorando debido a la humedad y las lluvias, las cuales levantan la pintura y terminan por causar esas manchas marrones que tanto disgustan. Para lidiar con este problema, te compartimos algunos trucos caseros para quitar el óxido de las puertas y ventanas sin tener que pintarlas de nuevo.
La oxidación no es otra cosa más que una reacción electroquímica que se presenta cuando el hierro de los metales entra en contacto con el oxígeno y el agua, causando la corrosión y deterioro de las superficies.
No obstante, este desperfecto no solo es una dificultad estética, sino que a la larga también provoca daños significativos a las estructuras, a tal grado que el descuido y la falta de mantenimiento podrían ocasionar accidentes.
Para evitar situaciones de riesgo y aumentar la vida útil de tu herrería y acabados metálicos, es indispensable deshacernos de este óxido que desgasta las superficies de nuestras puertas y ventanas. Te decimos cómo puedes hacerlo de manera sencilla sin necesidad de gastar en pintura y reparaciones.
Acaba con el óxido de tus puertas o otras superficies utilizando estos trucos
- Con papel aluminio
Lo primero que debes hacer en este truco es empezar a cortar tiras de papel aluminio. Posteriormente, haz pequeñas bolitas, más o menos de tres centímetros, y después sumérgelas en agua durante un minuto. Sácalas y frótalas sobre las piezas que estén oxidadas, hazlo el tiempo que consideres necesario y verás cómo el óxido va desapareciendo.
- Con limón
La acidez del limón es el remedio perfecto para arrasar con el óxido presente en tu herrería. Solo debes vertir jugo de limón en un recipiente y agregar media cucharada de sal. Después aplica sobre la zona donde desees eliminar el óxido y deja actuar de una a dos horas. Al final, puedes retirar el óxido con un cepillo de dientes o una esponja.
- Con refresco
La Coca-Cola siempre es un gran aliado cuando se trata de dejar tu hogar impecable y «rechinando de limpio». En este caso solo vierte ¼ de refresco en un recipiente y con la ayuda de una brocha, coloca sobre las superficies oxidadas. Deja actuar entre dos a cinco minutos. Después usa una lija de agua para sacar todo el óxido de la superficie y listo.
- Con bicarbonato de sodio
Finalmente para este último truco necesitarás de tres a cuatro cucharadas de bicarbonato de sodio, las cuales deberás agregar en un molde vacío y mezclar con un ¼ de agua. Nuevamente con ayuda de una brocha empieza a aplicar sobre las superficies dañadas y deja reposar durante cinco minutos. Retira el óxido con un cepillo de dientes, limpia con un trapo y dile adiós a esa molesta oxidación.
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