¿Es malo que tu perro beba agua de los charcos? Qué hacer para evitar el hospital
Tu perrito se puede ver atraido por el brillo de los charcos, pero dejarlos tomar agua de ellos puede tener muchas consecuencias
Cuando llevamos a nuestro perrito a pasear durante la temporada de lluvia es normal que se vean atraídos por el brillo de los charcos e incluso que quieran beber de ellos. Sin embargo, dejar que tu perro beba agua de los charcos puede ser sumamente peligroso y aquí te explicaremos las razones.
Los charcos son pequeños oasis de peligros invisibles que pueden mandar a tu perrito al hospital si dejas que tome tantita de su agua. De acuerdo con la experta y consultora de comportamiento animal, Nadja Kopp, el agua estancada se encuentra llena de bacterias e impurezas que son perjudiciales para todas las mascotas.
¿Cuáles son los peligros de que tu perro beba agua de los charcos?
Para saber cuáles son los peligros de que tu perro beba agua de los charcos primero debes considerar todo lo que se encuentra en la calle, por ejemplo, los coches pueden tirar un poco de aceite y este se queda en el agua encharcada. También es posible que de un jardín o de los caminos de tierra se quede el abono en los charcos.
Imagen: Construcción y manualidades
También, puede tener excrementos, huevos o parásitos de otros animales. A todo eso tienes que sumar la posibilidad de que el agua tenga orina de ratas y ratones, lo que puede transmitirles infección de leptospirosis, lo que puede llegar a ser mortal para ellos.
Si dejaste que bebiera un poco del charco debes estar consciente que puede enfermarse de dicha infección, la cual se puede detectar con los siguientes síntomas:
- Fiebre
- Pérdida de apetito
- Diarrea
- Vómitos
- Hemorragias nasales
- Problemas circulatorios
- Mocusas amarillentas
Para evitar todo esto y la visita al veterinario, Nadja Kopp recomienda llevar una botella de agua potable para ofrecerle en caso de tener sed, también puedes darle un poco de agua de la llave, la cual tiene menos contaminantes. Además, es importante que cuando veamos algún indicio de querer beber agua de los charcos lo frenemos con la orden «No».
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