Dicen que las suculentas son las plantas más fáciles de cuidar, sin embargo, por experiencia propia puedo decir que aquella frase podría ser tomada demasiado a la ligera y, de hecho, mantenerlas con vida tiene un ligero grado de complejidad. Lo cierto es que hay algunas señales que debemos conocer para detectar si tu suculenta se está muriendo lentamente sin que lo hayas notado.
Hojas arrugadas o secas
Si notas que las hojas de arriba de la suculenta comienzan a secarse o arrugarse, lo más probable es que estén reflejando falta de agua; esto puede ser un problema porque el riego debe ser abundante pero no constante.
En este caso es importante que comiences por regar la suculenta con más agua de lo normal, en pocos días podrías comenzar a notar cómo se va recuperando. Sin embargo, si la planta está demasiado arrugada o seca, es mucho menos probable que logres rescatarla y en poco tiempo perezca.
Otra posible razón por la que se arrugan pero de manera como «enroscada», es que tengan plaga de cochinillas. En este caso, revisa bien entre las hojas y el tallo de tu plantita.
Manchas negras en el tallo de la suculenta y entre las hojas
Las manchas negras en el tallo y las hojas indican que la planta tiene un hongo | Foto: YouTube Verania Torres
Puede que hayas notado que entre las hojas y sobre el tallo han aparecido manchitas negras que bien podrían ser confundidas con algo de tierra… ¡Pero no lo es!
Esta es señal de que tu suculenta se está comenzando a podrir y ya cuenta con un hongo, por lo que es importante que actúes de manera inmediata (a menos que el hongo ya haya llegado hasta la parte más alta de la planta, lo cual indicaría que está completamente podrida y no tiene solución).
Esto sucede cuando riegas en exceso la planta, al grado de asfixiar las raíces y albergar un hongo que comenzó a cundirla, o porque no tiene un buen drenaje (ya sea que la maceta no tiene orificio o no colocaste tezontle antes de trasplantarla).
Ojo porque si tu suculenta tiene manchas grandes de color café oscuro y están sobre las hojas pero no en el tallo, esto es porque se han quemado por el exceso de Sol. En este caso, la planta no corre peligro, sólo debes retirarla del sol directo y ponerla en un lugar donde sí reciba luz solar pero de manera menos agresiva.
Hojas amarillas, transparentes o con el tronco blando
Otro problema común al tener una suculenta en casa, es notar que las hojas lucen de un color poco saludable, se sienten húmedas al tacto, o que comienzan a ladearse porque el tallo de puso demasiado blando. Esta es otra señal de que tu suculenta se está muriendo por el exceso de agua.
De hecho, si las hojas se caen simplemente cuando las tocas o las rozas, es una señal indiscutible de que se están pudriendo.
En este caso, es importante que cortes todas las hojas dañadas tomándolas desde el tallo y sin forzarlas; reduce la cantidad de agua con la que riegas la planta y dale un par de días más entre cada riego.
También puedes trasplantar la suculenta para cambiar la tierra por otra en la que se pueda drenar correctamente.
Suculentas estiradas
Las suculentas pueden crecer estiradas por falta de luz | Foto: Freepik / Guía de Jardín
Cuando una suculenta no recibe suficiente luz solar, comienza a estirarse (etiolación); si notas que la planta cambió de forma, hay más espacio entre hojas y pareció haber crecido muy alta o haberse deformado hacia la fuente de luz, es probable que precisamente lo que necesite es más luz del sol.
Esto provocará que poco a poco, las hojas sean más pequeñas y cambien a un color verde más pálido de lo normal.
Si bien, una suculenta en etiolación no necesariamente está muriendo, esta es señal de que podría correr riesgo pues si la iluminación es baja, tardará un año o dos en morir completamente; en cambio, si en tu casa prácticamente no llegan los rayos del Sol, morirá mucho más rápido.
Aquí te contamos cómo salvar suculentas estiradas, paso a paso, para que revivas a las tuyas.
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