¿Es malo que tu hijo se coma los mocos?

Se trata de un comportamiento mal visto socialmente, pero muy habitual entre niños. Algunos papás se sienten avergonzados y hasta preocupados por sus hijos, pero ¿es realmente malo que tu hijo se coma los mocos?

Estamos hablando de la mucofagia, una respuesta conductual asociada a estados de ansiedad e intranquilidad. Se presenta en bebés, niños pequeños y otros bastante creciditos.

Esta sustancia espesa y pegajosa segregada por una membrana mucosa se produce cuando la suciedad y otras partículas se pegan y se secan. Son un indicativo de que la nariz está funcionando como debe ser, pues protegen a los pulmones de las partículas que podrían hacerles daño.

¿Es realmente malo que tu hijo se coma los mocos?

Empecemos hablando acerca de las razones que motivan a los niños (y adultos) a comerse los mocos: se cree que es un reflejo instintivo heredado filogenéticamente o un hábito relacionado con el trastorno de ansiedad generalizada.

Y aunque los mocos tienen una función de protección para el organismo, no es buena idea retirarlo con los dedos, pues aumenta el riesgo de sangrado, infecciones nasales y contienen gérmenes con los que no deberíamos tener un contacto directo. Así que podría no ser un hábito del todo inofensivo, pues los mocos van directo al tracto digestivo y pueden causar diarrea o heces blandas.

Ahora bien, también hay un estudio que demostraría todo lo contrario. Es el doctor Friedrich Bischinger quien asegura que comerse los mocos es presentarle al cuerpo ejemplares víricos que no conoce y lo ayudarían a fortalecer sus defensas.

De modo que, “mientras son peras o son manzanas”, adviérteles a tus hijos del peligro que hurgar en su nariz puede significar, sobre todo con las manos sucias o las uñitas crecidas. Y acerca de comerse los mocos, la ciencia todavía discute si es malo o no.

Si tus hijos tienen esta compulsión, ayúdales a controlarla poco a poco.

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