Alguna vez te has preguntado, ¿de quién heredaron tus niños o tú su coeficiente intelectual? Pues según la ciencia, los hijos heredan la inteligencia de su madre. Pero no se aflijan, padres, porque también contribuyen mucho al desarrollo de sus peques.
De acuerdo con la investigación del científico Robert Lehrke publicada en el Psychology Spot, entre el 40 y 60 por ciento de la inteligencia es hereditaria, y el resto proviene de otros factores como las características personales, la estimulación temprana y el entorno en el que crecen los niños.
Según el especialista y autor de Sex Linkage of Intelligence, la parte del coeficiente intelectual que viene en los genes depende del cromosoma X. En ese sentido, las mujeres, al tener dos cromosomas X, tienen el doble de probabilidades de transmitir estas características a sus hijos frente a las de los hombres.
Por otra parte, científicos de la Universidad de Ulm en Alemania, revelaron que los genes involucrados en el daño cerebral, principalmente los relacionados con capacidades cognitivas, se encuentran precisamente en el cromosoma X.
Mientras un estudio más, realizado en la Universidad de Cambridge en 1984, concluyó que el desarrollo de los “centros de pensamiento” del cerebro se deben a los genes de la madre.
Pero eso no es todo, ahora que sabes que los hijos heredan la inteligencia de la madre, es importante que comprendas que aunque tú como mujer seas un cerebrito, no necesariamente significa que tus hijos lo vayan a ser si no tomas en cuenta los otros factores que influyen en este aspecto de su desarrollo; por ejemplo, la estimulación temprana.
Si quieres que tus pequeños desarrollen su máximo potencial, es necesario que los ayudes a lograrlo. ¿Cómo? Con actividades de estimulación que lo ayudarán a aumentar su inteligencia; pueden ser desde juegos simbólicos, hasta enseñarlo a ser persistente para resolver problemas, por ejemplo, alcanzar un objeto, terminar un rompecabezas, etcétera.
Pregunta a tu pediatra qué actividades de estimulación temprana puedes hacer con tus niños y ponlas en marcha. Le harás un enorme bien a tus hijos que más tarde, cuando sean exitosos, te lo agradecerán.
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