Ridiculizar a tu hijo es tan dañino como golpearlo, según la psicología
Sin duda alguna la labor de ser padres es complicada. No hay instructivo cuando nuestros...

Sin duda alguna la labor de ser padres es complicada. No hay instructivo cuando nuestros hijos nacen, así que las dudas sobre cómo criar a nuestros hijos nos embargan y recurrimos a nuestros modelos conocidos. Pensamos en la educación que recibimos de nuestros padres y nos decimos: «yo no haré eso, o seré diferente».
Pensamos en las formas de cómo enseñarles a moverse por el mundo y nos enfocamos en querer dejar a los mejores seres humanos en este mundo. Queremos dejar a un lado la educación a base de castigos y golpes. Sin embargo, hay formas tan sutiles de violencia que hemos recibido que ni siquiera las identificamos como tal.
Muchas veces replicamos estos modelos hacia nuestros hijos. Hemos escuchado ese dicho de que las palabras lastiman más que las palabras, y es cierto, así como la forma en que tratamos a nuestros pequeños, como humillarlos o ridiculizarlos. Pero no te preocupes, te decimos a continuación cómo identificar estos modelos y sus efectos a nivel psicológico.

La ridiculización y la humillación son tan negativas como los golpes | Foto: Pexels
Consecuencias de la violencia física
Los niños y adolescentes que viven en un entorno de violencia física experimentan miedo en un primer momento. Pero al recibir castigos físicos constantemente, desarrollan terror segundos o minutos antes de recibir el golpe.
Después del dolor físico, viene el dolor emocional. Luego se acompaña de sentimientos de impotencia y frustración al sentir que nada de lo que hagan podrá modificar la ira de sus cuidadores, padre o madre. Así, desarrollan mecanismos en los que se adaptan a la violencia, como obediencia extrema o comportamientos violentos.
Estas experiencias terminan permeando en las otras áreas de sus vidas, de forma que aprenden a enfrentarse con violencia hacia los demás, lo que genera una sociedad también violenta.

Vivir en entornos violentos nos enseña que esa es la única forma de resolver los problemas | Foto: Pexels
¿Qué pasa con las humillaciones?
El lenguaje es fundamental en el proceso en que construimos nuestro pensamiento y forma de ver el mundo. Nuestros vínculos familiares son un pilar importante en esto, pues nos van mostrando las palabras y construimos los significados. Los niños y niñas confían ciegamente en lo que sus padres y cuidadores les dicen. Si se utilizan palabras humillantes al educarlos, los pequeños creerán que esas palabras los definen como personas.
Muchos padres y madres consideran que insultar no es lo mismo que golpear, pero está comprobado que los insultos, humillaciones y ridiculizaciones generan los mismos sentimientos que el castigo físico. La violencia física y psicológica no enseña a «portarse bien», sino a evitar el castigo. Y es que hay formas muy sutiles de causar estos estragos en nuestros hijos, como:
- Presionar
Forzar a nuestros hijos a enfrentar sus miedos sin respetar sus tiempos, es una forma de violencia. Es importante motivar cuando realice pequeños pasos para superar ese miedo. Poco a poco logrará superar sus miedos, no presionemos a que lo logren de inmediato. Si hacemos las cosas por ellos, también les estamos causando daño.
- Ridiculizar
Es importante tener empatía con tus hijos y no juzgar sus miedos o sus preocupaciones. De acuerdo con las etapas de desarrollo, habrá miedos y situaciones que a nosotros nos puedan pareces injustificados, pero no por ello debemos señalarlos agresivamente.

Evitemos ridiculizar sus miedos y preocupaciones,| Foto: Pexels
- Sobreproteger
No podemos tener a nuestros hijos en burbujas de cristal, evitarle vivir muchas cosas, no dejarlo que conozca y experimente es perjudicial. No le estamos dando herramienta alguna para que pueda conocer las experiencias de la vida y formar su propio criterio y aprenda de sus errores y miedos.
- Ignorar
No escuchar las preocupaciones, miedos y lo que le pasa a nuestros hijos sólo causará que pierda la confianza de contarte sus cosas. Si se acerca a ti es porque confía en tu guía y consejo. Si lo ignoras o ridiculizas sus sentimientos perderá todo ánimo de acercarse a ti. Escucha con atención y bríndale contención.
- Amenazar con miedo
Hay que tener mucho cuidado con lo que decimos. La típica expresión de «duérmete ya, que viene el coco y te comerá» podrían generar problemas que nuestros hijos ni siquiera tenían. Sólo enseñamos que haga las cosas por miedo a las consecuencias y no por un aprendizaje. Si enseñamos en este caso que tienen que dormir para crecer, para descansar, entenderán otro mensaje completamente diferente.

La amenaza y el miedo no son la vía para educar a nuestros hijos | Foto: Pexels
Las consecuencias de ridiculizar a tus hijos:
- Baja autoestima. Pueden sentirse menos y hasta inútiles, mostrarse con miedo, tímidos o quizá hasta hiperactividad, buscando llamar la atención de los demás.
- Sentimientos de soledad y abandono. Se pueden sentir poco queridos y aislados del mundo.
- No saber dialogar ni reflexionar. La resolución de conflictos no existe o no se puede llevar a cabo de forma dialogada y pacífica.
- Más violencia. Con relación al punto anterior, aprenden que la violencia es un modelo válido para resolver conflictos y lo replican.
- Ansiedad, depresión, angustia. Ante la presencia de un adulto que se muestra agresivo o autoritario, experimentan miedo y ansiedad. Algunos quizá desarrollen hasta comportamientos autodestructivos como automutilación.
- Trastornos en la identidad. Se genera en los niños una mala imagen de sí mismos, creen que son malos y que eso causa que sus padres los castiguen.

Nuestros hijos crecen con una imagen distorsionada de sí mismos | Foto: Pexels
Tips para una crianza saludable
- Realiza respiraciones profundas para relajarte.
- Escribe lo que te incomoda, sin juzgarlo. Léelo y evalúa tus conclusiones.
- Apóyate en tus hijos. Ellos son nuestro reflejo y de todo aquello que hacemos. Pregúntate qué es lo que ves en ellos de ti que te lleva a ridiculizarlos. Puedes hablar esto en familia para poder llegar a una solución. Aquí puedes encontrar una guía sobre cómo ayudar a lidiar con la frustración.
- Visualiza entornos de tranquilidad para equilibrar tus emociones. Eso te ayudará a relajarte y crear más espacios de empatía.
- Busca ayuda. Ya sea a través de notas, videos, podcasts y libros sobre crianza saludable. Lo ideal sería buscar también ayuda profesional, que nos brinden herramientas para evitar estas conductas de querer ridiculizar a nuestros hijos.

Es importante brindar cariño y contención | Foto: Pexels
Como ves, ridiculizar a los hijos es tan dañino como la violencia física. Por ello, te recomendamos consultar a un especialista, para que te brinde las mejores herramientas en la crianza de tus hijos. Recuerda que el cariño es una gran herramienta para relacionarnos no sólo con nuestros hijos, sino como humanidad.
¿Te habrías imaginado que castigar a tus hijos ridiculizándolos tienen efectos tan negativos como golpearlos?
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