A mis amigas, que quieren salir a todos lados sin importar el COVID-19
Apenas desperté cuando me llegó una notificación: Ana nos invita a desayunar. Todas queremos reunirnos,...

Apenas desperté cuando me llegó una notificación: Ana nos invita a desayunar. Todas queremos reunirnos, pero algunas pensamos que quizá no sea tan prudente. Otras están muy entusiasmadas con la idea de vernos. Yo les dije que no podía ir porque no tenía ganas. Me pregunta que me anime. Me he cansado de decirles que hay que tener cuidado con el COVID-19…
Es la sexta vez en el mes que insisten en que salgamos. Siempre les digo que no. Y no es que no tenga ganas de verlas. Extraño las risas, las salidas y el tiempo de calidad a su lado. Claro que las videollamadas han ayudado a sentirnos menos solas, hablamos diario desde que inició la cuarentena. Sé que no es lo mismo y que pasar tanto tiempo frente a una pantalla puede ser agotador, pero tampoco salir es la mejor opción.

Con mis amigas salen planes de reunirnos seguido | Fuente: Unsplash
Las noticias reportan las cifras diarias de contagios, fallecidos, vacunados y hospitalizados que hay en el país y en el mundo. Cada vez aparecen variantes del virus en distintas partes del mundo. En lo personal, me parece terrible ver en cualquier persona al portador del virus, tener miedo. Y no es para menos: las cifras de contagios por COVID-19 siempre están subiendo.
Algunos pueden contraer el virus y no presentar molestias. Pero es cierto que las consecuencias de enfermar pueden ser fatales. Los síntomas que algunos puedan presentar pueden tener un dolor de cabeza, pero otros son internados. El personal médico trabaja a todas horas y está expuesto al virus 24/7. Ningún médico puede darse el lujo de enfermarse y enfermar a otros.

Reunirnos con amigos puede representar un riesgo para todos | Fuente: Unsplash
Pienso en ese escenario y me parece desolador. Nadie merece pasar días así. Mucho menos sufriendo por no poder hacer algo tan vital y automático: respirar. Pienso en todos los millones de personas que pasaron por eso y desafortunadamente no pudieron lograrlo, en sus familias, en los que se quedaron.
Me considero en verdad muy afortunada de poder contar con un trabajo que me permite quedarme en casa y no salir. Mis amigas también lo son. Claro que el encierro ha hecho estragos en nuestra salud mental. Sí me hacen falta mis amigas, lo que hace difícil decirles que no. Ana escribe que nos extraña y a su vida de antes. En definitiva la vida de todos se transformó de un momento a otro.
Por eso la compañía de nuestros seres queridos se vuelve necesaria. Pero salir es un riesgo. Alguna de nosotras puede contraer el virus en cualquier lugar. No podría me gustaría que alguna de ellas enfermara, o peor aún, contagiar a alguno de sus familiares, o a las personas a nuestro alrededor. Simplemente no podría con ello.

El virus lo podemos contraer en cualquier lugar | Fuente: Unsplash
Sé que está en mis manos ayudar a evitar que los números de contagios aumenten. Por eso elijo quedarme en casa, aguantar las ganas de ver físicamente a mi familia y a mis amigas, verlas a través de una pantalla, llamarlas por teléfono… Todos los días me levanto mentalizándome en que esto es temporal.
Tengo esperanza de que llegue pronto el día en que podamos reunirnos y abrazarnos. Todo esto se los digo a mis amigas a través de una videollamada. «Está bien», me dicen. Nos veremos pronto cuando todo esto termine. «Mientras podemos seguir con estas fiestas virtuales, cada una en su casa».
Ya llegará el día de brindar juntas y que el COVID-19 no sea un impedimento.
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