Mente y Cuerpo

Aceptar ser amante de alguien, habla de tus problemas emocionales

De acuerdo con un estudio sobre infidelidad en personas casadas, realizado por el Instituto de...

Alejandra Chavarria

De acuerdo con un estudio sobre infidelidad en personas casadas, realizado por el Instituto de Psiquiatría Ramón de la Fuente, el 90% de los hombres y el 70% de las mujeres han sido infieles al menos una vez en su vida. Los expertos en salud mental indican que aceptar ser amante de alguien, habla de tus problemas emocionales.

Las razones para engañar pueden ser muchas: insatisfacción sexual, poco tiempo destinado a la pareja, mucho al trabajo e incluso venganza, pero… ¿Qué pasa con las personas que aceptan entrar en estas dinámicas? Es decir, ¿qué pasa con quien acepta ser amante?

Según palabras de Inmaculada Jáuregui Balenciaga, doctora en Psicología Clínica y autora de la investigación ‘La figura de la persona amante en la infidelidad: la otra cara del narcisismo’: «la persona amante dice ser, sobre todo al principio, inconsciente en cuanto a saber dónde se mete. En ciertos casos, las personas amantes desconocen el estado civil de casada de la persona infiel porque simplemente lo omiten».

porque una mujer acepta ser amante

¿Por qué una mujer acepta ser amante? Esto debes saber | Fuente: Freepik

Luego de entrevistar a varias personas involucradas en dinámicas de infidelidad, Jáuregui Balenciaga determinó que quienes a pesar de saberlo aceptan ser la “segunda opción”, son “personas enamoradas, que actúan en contra de sus creencias y valores (saben que están engañando a una tercera persona)».

Al respecto, también explicó que «continúan en la relación porque se sienten correspondidas y utilizan el autoengaño como mecanismo de defensa”, el cual “se evidencia cuando, de forma unánime, ninguna de las personas amantes experimentan esa triangulación como tal».

¿Por qué aceptar ser amante expone tus inseguridades?

De hecho, a la misma doctora le sorprende que en estas parejas se hable y lleguen a un pacto de fidelidad, cuando ambos, a su vez, mantienen relaciones con otras personas por diferentes razones.

La persona en el rol de amante es alguien vulnerable, que no siente plenitud ni satisfacción con su trabajo y/o sus relaciones interpersonales y, por tanto, encuentra en ese triángulo amoroso una tabla de salvación para su propia crisis existencial, según explica Jáuregui.

ser infiel

Sí, ser infiel te pone al descubierto | Fuente: Freepik

Después de la etapa de enamoramiento y satisfacción sexual mutua en las relaciones de este tipo, viene el proceso de “oficialización”, lo cual es fuente de mucha frustración porque se registran muy pocos casos exitosos de relaciones extramatrimoniales que culminan como relaciones oficiales y/o públicamente aceptadas con o sin matrimonio.

Esta frustración generalmente lleva a un cuadro de dependencia emocional hacia la persona casada, lo cual hace que la relación se torne tóxica porque es un círculo vicioso de discusiones, pasión y reencuentros, sin que llegue a oficializarse como relación.

¿Por qué las mujeres aceptan ser amantes? Esto explican los expertos

«Las personas amantes se entregan por completo como si fuera una relación amorosa oficial mientras que las personas infieles parecen inscribirse dentro de una orientación más narcisista por recibir aquello que les falta. Podría decirse que quieren tenerlo todo», concluye la doctora.

La persona amante desconoce o niega la dominación a la que la están sometiendo porque las reglas las impone la persona casada, por lo que la persona amante se va adaptando a estas reglas sin percibir cómo se va modificando su carácter y su autonomía, lo cual habla de una persona con baja autoestima, ya que pone gran parte de su energía en aquella relación, a pesar de que es consciente de que no cuenta con la valoración ni el reconocimiento que desearía.

Por tal motivo, expertos afirman que las relaciones extramatrimoniales son un ejemplo de trastorno narcisista: porque tanto la persona infiel como su amante se mueven por el principio de placer inmediato y no por el de realidad, la cual implicaría empatía con las personas afectadas.

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Escrito por
Alejandra Chavarria