Tener un ganglio linfático inflamado es muy común, de hecho, la mayoría de las veces ocurre como resultado de una infección por bacterias o virus y es una señal de que el cuerpo está combatiéndolo. Sin embargo, es importante conocer los síntomas y que acudas al médico para que descarte cualquier otra causa o anomalía.
Los ganglios linfáticos tienen forma de alubias y funcionan como filtros del cuerpo para atrapar los virus, bacterias y otras causas de enfermedades desde antes de que estas puedan infectar al organismo; cuando se inflaman, es más probable que lo notes en el cuello, debajo de la barbilla, en las axilas y en la ingle.
Además, este sistema tiene la función de depurar toxinas, filtrar, atrapar y eliminar agentes patógenos o cualquier sustancia extraña que nos pueda enfermar.
Entre algunas causas que provocan un ganglio linfático inflamado se encuentran el resfriado común o gripe, infección por un diente, infecciones de oído, heridas en la piel, VIH, sarampión, artritis reumatoide, mononucleosis, leucemia, tuberculosis o en general en momentos en que nuestro sistema inmunitario se encuentre más débil.
Síntomas
- Sensibilidad y dolor en los ganglios linfáticos
- Hinchazón que puede ser del tamaño de un guisante o un frijol
- Secreción nasal
- Dolor de garganta
- Fiebre
- Ganglios duros, fijos y de crecimiento rápido
- Sudores nocturnos
¿Qué hacer si tienes un ganglio linfático inflamado?
De acuerdo con un estudio de los Centros de Investigación en Nutrición y Salud de España, tomar vitamina C puede ayudar a fortalecer el sistema inmune. Puedes incrementar tu consumo de este nutriente a través de jugos naturales de cítricos o alimentos como las fresas, los kiwis y las papayas.
Por otra parte, también la vitamina E es excelente para estos casos. Puedes obtenerla de las verduras de hoja verde como las espinacas, la avena, el trigo y los frutos secos.
Otra forma de ayudar a tu sistema inmune y prevenir un ganglio linfático inflamado por infección es elevar tus niveles de hierro, selenio y zinc. Para ello consume carne magra, legumbres, calabaza, salmón y aceite de oliva.
Asimismo, es recomendable practicar ejercicios de intensidad moderada con regularidad y cuidar tus niveles de estrés, ya que la alta producción de cortisol y adrenalina altera el correcto funcionamiento del sistema inmunitario.
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Información de Mayo Clinic.