Mente y Cuerpo

¡Olvídate de las dietas! Mantras para aprender a amar tu cuerpo

Las dietas siempre han estado presentes en los medios como un mensaje tergiversado de salud...

Loretta Chantiri

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(Foto: Freepik)

Las dietas siempre han estado presentes en los medios como un mensaje tergiversado de salud y amor propio, no obstante, todos estos planes alimenticios y la implacable búsqueda por el «cuerpo perfecto» han llevado a generar discordia entre lo que realmente dicta la nutrición y lo que se considera «sano» o más bien, «socialmente aceptado».

Ya que un cuerpo esbelto no necesariamente está relacionado a la salud y a un buen modo de vida, y por lo contrario, un cuerpo grande no es obligatoriamente menos saludable. Más bien, el verdadero bienestar viene de la felicidad y comodidad que cada una o uno como individuo siente con respecto a su físico.

Entonces, ¿qué pasaría si dejáramos de hacer dietas e hiciéramos las paces con nuestro cuerpo? Posiblemente alcanzaríamos un mayor grado de felicidad, mucho menos estrés, preocupaciones, inseguridades y en general, un gran bienestar tanto físico como mental.

Pero para comprobarlo, veamos los 17 mantras para vencer los tabúes sobre nuestro propio cuerpo que la experta nutrióloga Raquel Lobatón , quien forma parte del movimiento global de nutricionistas Salud En Todas Las Tallas (Health At Every Size), comparte como parte de un movimiento que tiene como manifiesto decirle al mundo: ¡Las dietas no funcionan!

17 mantras para ser feliz y olvidarse de las dietas

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(Foto: Freepik)

1. Adelgazar no necesariamente me hará más saludable

Aunque hay una asociación entre las enfermedades cardiometabólicas y los pesos más altos del índice de masa corporal, el tener un peso alto, no es necesariamente la causa de estas enfermedades. En ciencia, la asociación no es causalidad, y así como hay cuerpos delgados que pueden contraer enfermedades graves, hay cuerpos con pesos altos bastante sanos.

2. Las dietas dañan mi salud

La evidencia disponible ha demostrado que las dietas no funcionan a largo plazo. El rebote ocurre en el 95% de los casos, y este rebote daña más nuestra salud física que el hecho de mantener un peso alto toda la vida. Cuando hacemos dietas hacemos que nuestro cuerpo fluctúe de peso constantemente. Y es sabido que mantener un peso estable, es mucho más beneficioso, incluso cuando estemos en un peso alto.

3. Si las dietas no me han funcionado, no es por mi culpa

La industria de las dietas nos ha hecho creer que si nos esforzamos lo suficiente podemos bajar de peso, pero, si las dietas funcionaran sería necesario hacerlas solo una vez en la vida. La diversidad corporal es parte de la naturaleza humana, y hay cuerpos que están destinados a tener pesos mayores que otros.

4. Restringirme en la comida me provoca más obsesión por ella

Cuando me restrinjo en la comida, esta se vuelve una obsesión y se afecta mi relación con ella. No estar en una dieta implica mal comer, solo no debemos restringirnos. Debemos comer según nuestras señales de hambre y saciedad. La restricción con la comida suele llevarnos a crear una relación disfuncional con ella.

5. Soy mucho más que la comida que consumo

La salud está determinada por múltiples factores, la mayoría fuera de nuestro control (factores ambientales, sociales, genéticos, entre otros) . Además, la salud es mucho más que solo salud metabólica, ya que abarca también como nos relacionamos con la sociedad y nuestras emociones. Lo que comemos impacta nuestra salud en mucho menor porcentaje de lo que nos han hecho creer.

6. No todos los problemas de salud pueden ser achacados al peso

La formación médica tradicional es llamada peso-centrista, es decir, se basa en la premisa de que el peso es uno de los mayores determinantes de salud.Sin embargo, no podemos saber nada de la salud de alguien ni de sus hábitos alimenticios con solo mirar el tamaño de su cuerpo. El índice de masa corporal es un indicador que ya se considera obsoleto y que no tiene la capacidad de determinar el estado de salud de una persona.

7. Tener un peso alto no es sinónimo de enfermedad

En las consultas médicas los pacientes con mayor peso pueden llegar a ser mal diagnosticados por el hecho de que todos sus síntomas se achacan al peso. Además, se sabe que el estrés y la discriminación que sufren las personas por su peso son factores de riesgo a la salud física, emocional y social.

8. Es la discriminación hacia las personas de talla grande la que las aleja de prácticas saludables

Se piensa que una persona de talla grande es así porque no le echa suficientes ganas a las dietas, pero muchas veces es la misma discriminación la que impide que una persona se desarrolle en un deporte o explore otras capacidades físicas. Por ejemplo, cuando una persona de cuerpo grande va al gimnasio puede ser bulleada y violentada, y no solo eso, no existe ropa adecuada y de su talla para poder ejercitarse.

9. El índice de masa corporal no es un indicador de salud

El índice de masa corporal establece puntos de corte arbitrarios y con base en ellos se pretende determinar el estado de salud de una persona. Este índice fue creado hace 200 años por un matemático y no se hizo con la intención de diagnosticar salud; sus propósitos eran meramente estadísticos.

10. La industria de las dietas lucra con nuestra inseguridad corporal

La industria de las dietas genera anualmente más de 72 mil millones de dólares anuales, y su estrategia es muy simple: Nos hacen odiar nuestro cuerpo para avergonzarnos de él y poder vendernos una solución que NO FUNCIONA. Podemos pasar la vida como hamsters dando vueltas en una rueda sin llegar a ningún lado.

11. Es mucho más sano hacer ejercicio para estar en sintonía con mi propio cuerpo, y no con el propósito de bajar de peso

Buscar el movimiento es una respuesta natural de nuestro propio cuerpo. Debemos dejar de pensar que el ejercicio solo sirve para bajar de peso o para “vernos bien”. Mover nuestro cuerpo nos conecta directamente con él. Encontrar una actividad física que nos guste ayudará a nuestra salud física y emocional.

12. Comer es un acto primitivo de placer y conexión con mi mente y mi cuerpo

Es por esta razón, que no deberíamos sentir culpa al comer de la misma forma que no sentimos culpa al dormir. Comer y descansar son actos necesarios para tener una vida placentera y digna.

13. No existen los alimentos malos, la comida no es veneno

Un mito que nos ha perseguido toda la vida es el dividir la tabla de alimentos en buenos y malos. El azúcar, las grasas y los carbohidratos han sido siempre perseguidos como en una cacería de brujas. La comida es comida. Ningún alimento tiene la capacidad de curarnos o enfermarnos. Como en todo, es la dosis lo que hace al veneno. Ciertamente no será saludable comer solamente alimentos azucarados todo el día, de la misma forma que tampoco será saludable comer solo brócolis todo el día.

14. Hay que romper con el ciclo dañino de las dietas

El ciclo de las dietas es así: nos restringimos, así que comemos menos de lo que nuestro cuerpo requiere. El cuerpo no sabe que dejamos de comer porque los estándares de belleza del siglo XXI son los de personas extremadamente delgadas o atléticas. El cuerpo cree que se está enfrentando a una hambruna por lo que a largo plazo se resistirá a perder peso. Además nos mandará cada vez señales más intensas de hambre para que lo alimentemos de forma apropiada porque, naturalmente, no puede vivir en déficit.

15. Escucho a mi cuerpo cuando tiene hambre

Las hormonas del hambre suben de forma importante cuando nos restringimos, lo cual puede ocasionar atracones de comida. Pensemos: lo mismo sucedería si dejáramos de tomar agua y solo la bebiéramos de chorrito en chorrito unas cuantas veces al día. Va a haber un momento en el que buscaremos tener un atracón de agua.

16. No todo el mundo puede ser delgado

La diversidad corporal es parte de la naturaleza humana, que todos podemos y debemos ser delgados, como si fuera un imperativo moral. Alguna vez nos hemos preguntado ¿por qué debemos y queremos ser delgados?

17. Honro mis señales de hambre y también siento mi saciedad

Es importante reconocer cuando tenemos hambre, pero también cuando ya no la tenemos. Todos los cuerpos son distintos en este sentido, por eso, no debemos irnos por recetas genéricas que nos dicen cuándo comer y cuándo dejar de comer. Cuando nos permitimos comer guiándonos de las señales de nuestro propio cuerpo, el balance llega solo.

¿Crees más en las dietas o en el amor al cuerpo?

Con información de Las Estrellas.

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Escrito por
Loretta Chantiri