La felicidad es un estado mental que puede presentarse en cada persona de distintas maneras, por lo que es muy difícil de definir. Pero por más complicado que parezca, este estado está más relacionado con tu toma de decisiones y hábitos, que con aspectos materialistas; de hecho, el más notorio es que las personas felices no pierden su tiempo dañando a otras, hablando mal de ellas, ni metiéndose en problemas ajenos.
De acuerdo con especialistas en psicología de la Universidad de California, el contexto socioeconómico y la genética solo determinan el 50% de la felicidad de una persona. Esto implicaría que las circunstancias de la vida tienen menor impacto en tu felicidad, no por una cuestión mágica o espiritual, sino porque hay muchas cosas que están en tu control.
Cuando eres feliz, te sientes bien con lo que tienes y lo que eres, valoras cada centímetro de ti, de tus capacidades y bendiciones con que la vida te dotó; en palabras sencillas, practican lo que en algunas religiones como el budismo llaman “la gratitud”.
Hace unos cuantos días leía por ahí que “el amor propio no es egoísta, es revolucionario” … ¡y qué cierto es! Las personas felices se centran en sí mismas, porque saben lo que quieren, lo que les hace bien y trazan el camino para alcanzarlo.
(Foto: Pixabay)
De ahí que uno de los grandes secretos de la felicidad, según algunos psicólogos, sea abandonar la crítica y esa necesidad tóxica de estar pendientes de la vida de los demás; dejar de creer que somos superiores y que ello nos da “autoridad” para convertirnos en jueces de otros, incluyendo a nuestros seres queridos.
Ser una persona agradecida, ayuda a aumentar tu autoestima, a sobrellevar el trauma y el estrés, disuelve las emociones negativas y te quita un enorme peso de la espalda en el momento en que te das cuenta de todo lo que has logrado en la vida (y agradeces por ello, por las personas buenas que te han ayudado, por las enseñanzas, y más).
Las personas felices no tienen tiempo para criticar ni hacer daño a otros porque están ocupados centrándose en lo positivo y perseguir sus propios sueños; saben que el aquí y el ahora es lo más importante, por ello, no posponen su felicidad a un “seré feliz cuando tenga una casa propia” o “seré feliz cuando consiga ese ascenso”.
Eligen estar rodeados de las personas que aman y desean su bienestar; porque al final, la infelicidad se contagia, y la felicidad también.
En cambio, las personas que disfrutan de causar daño a otros no solo son infelices, sino que también podrían tener rasgos sádicos y psicópatas.
Y tú, ¿ya decidiste cambiar tus hábitos y manera de ver la vida?
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