Existe una teoría en el mundo de la moda que afirma que el panorama económico global influye en el estilo de las prendas, pues en épocas de bonanza la ropa se hace más chica y se empieza a usar oversized cuando hay crisis económica.
El llamado Estudio del dobladillo, el cual confirma esta teoría, fue creado durante los años veinte por el economista George Taylor donde afirma que el capital mundial se ve reflejado en la altura del dobladillo de las prendas.
Con el paso de los años se han hecho nuevas investigaciones para corroborar el estudio realizado por Taylor. Desmond Morris, por ejemplo, en su libro Manwatching: A Field Guide to Human Behavior, plantea que en los años veinte las faldas de las mujeres se acortaron gracias a la bonanza económica; sin embargo, debido a la llegada de la gran depresión a finales de esa década, las faldas se alargaron.
¿Qué es la ropa oversize y por qué tiene qué ver con la economía? | Fuente: Instagram
Otro ejemplo expuesto en el libro de Morris fue la Segunda Guerra Mundial, cuando las faldas no solo se alargaron, sino que se hicieron amplias, tal como lo muestra uno de los diseños más icónicos de Christian Dior.
Tiempo después, durante los años sesenta, aparece la icónica mini falda, la cual se mantuvo en los aparadores hasta la década siguiente, cuando se desató nuevamente una crisis económica que obligó a la industria a alargar las faldas nuevamente. Incluso fue durante esta época cuando se popularizaron los pantalones acampanados entre hombres y mujeres.
Si la ropa es oversized… ¿hay un momento difícil en la economía?
Las prendas volvieron a acortarse durante los primeros años de la década de los ochenta, pero a finales de la misma década, el mundo se enfrentó a una nueva crisis que coincidió con la popularización de las prendas oversized tan representativas de la época.
Para finales de los noventa y principios de los dos mil, el mundo de la moda fue testigo de las innovaciones tecnológicas. Los aparatos electrónicos y los dobladillos de las prendas comenzaron a hacerse pequeños.
Un estudio realizado por la Universidad Erasmus en Rotterdam, afirma que este fenómeno se vio reflejado en todo el mundo de la moda, no solo las prendas femeninas.
Según los expertos, este fenómeno es consecuencia de que las empresas de moda deben comprar textiles para posteriormente vender las prendas en masa. En ocasiones las telas que usan no son tan económicas, por lo que deben cuidar no generar demasiados sobrante.
Cuando las condiciones económicas permiten a los consumidores adquirir prendas a un precio más alto, las empresas pueden darse el lujo de hacer patrones más pequeños aunque eso signifique más sobrantes.
Si las condiciones económicas globales no son las óptimas, empiezan a hacerse patrones más grandes para aprovechar la mayor parte de la tela y venderlas a precios razonables.
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