Mente y Cuerpo

Lo que debes y no debes hacer si quieres bajar de peso después de los 50 años

El envejecimiento es parte normal de la vida, nuestro cuerpo y necesidades van cambiando, lo...

Pamela Rodríguez Ordaz

Lo que debes y no debes hacer si quieres bajar de peso después de los 50 años | Fuente: Pexels

El envejecimiento es parte normal de la vida, nuestro cuerpo y necesidades van cambiando, lo que nos funcionaba a los 18 ya no nos funciona al cumplir 30 y así con cada paso nuevo que damos, pero siempre tenemos la opción de elegir una vida saludable para vernos y sentirnos bien, es por eso que hoy te revelaremos lo que debes y no debes hacer si quieres bajar de peso después de los 50 años.

No hay dietas milagrosas, todo se trata de constancia y disciplina, además, todos los cuerpos son diferentes, pero sí hay conductas, hábitos y alimentos que podrían estar afectando nuestra salud y peso sin que nos demos cuenta.

En cada década de nuestra vida nuestro cuerpo va necesitando otra clase de hábitos más saludables, desde una alimentación más balanceada, ejercicio constante, beber más agua y dejar sustancias dañinas para tu organismo, pues a la larga todo lo que hacemos mal por nuestro cuerpo puede pasarnos factura.

Lo que debes y no debes hacer si quieres bajar de peso después de los 50 años

Lo que debes hacer

Busca ayuda profesional: En Internet hay toda clase de dietas milagro, trucos engañosos y hasta productos que prometen ayudarte a conseguir tu meta en la báscula, sin embargo, no hay nada como buscar la asesoría de un profesional de la salud para que te oriente y analise tu caso personal para conocer tus necesidades, posibles problemas y la dieta más adecuada para ti.

Come pescados grasos: Proveen vitamina D, la cual está relacionada con la salud ósea y es vital para una buena función inmunológica. Además, contienen ácidos grasos Omega 3, que  son antiinflamatorios y ayudan al sistema inmunológico a reducir la inflamación crónica. También ayudan a reducir los triglicéridos, tiene efectos antidepresivos, retarda la acumulación de placas de colesterol en las arterias y ayuda a prevenir el cáncer.

A medida que pasa el tiempo nuestro cuerpo tiene otras necesidades | Fuente: Freepik

Incluye yogurt en tu dieta: El yogurt es rico en lactobacilos, bacterias buenas que mejoran la digestión, equilibran la flora intestinal, bajan el colesterol malo y mantienen el equilibrio saludable en nuestro intestino, estimulando el sistema inmunológico, ya que cerca del 70% del sistema inmunológico está en el intestino.

Disminuye el consumo de sal: La sal, aunque le da un delicioso sabor a nuestros platillos, puede ser muy perjudicial para nuestra salud como en la presión arterial y en la retención de líquidos.

Toma agua: Tu cuerpo necesita del agua para quemar calorías y eliminar las toxinas, por lo que si estás deshidratad@ tu metabolismo se volverá más lento y sí, algo tan simple como no tomar agüita te hace subir mucho de peso.

Haz ejercicio: La actividad física es necesaria no solo para perder peso, sino para estar saludables de forma integral, física y mentalmente. El sedentarismo es una de las principales causas por las que tu metabolismo se vuelve más lento, así que date al menos 30 minutos diarios para hacer actividad física, quemar calorías y eliminar la grasita que te sobra, además te ayuda a eliminar el estrés y a darte tiempo para ti mism@.

Dieta balanceada: Una dieta rica en nutrientes y baja en grasas trans, azúcares y harinas refinadas no solo te ayudará a bajar de peso, también a evitar y combatir enfermedades y a sentirte mejor. Consume proteínas magras, verduras, frutas, cereales y frutos secos. Consume alimentos ricos en fitoestrógenos, pues ayudan a equilibrar las hormonas.

Lo que no debes hacer

No incluir proteínas: Cuando no comemos proteínas sentimos hambre más rápido y hace que estemos picoteando cosas que no siempre son saludables, además, las proteínas ayudan a mantener la masa muscular magra y ayudarle al metabolismo. Unos ricos huevitos, queso (uno bueno), frutos secos, yogurt griego natural o mantequilla son grandes opciones para el desayuno.

Desayunar muchos carbohidratos: La comida alta en carbohidratos suele tener poca fibra, lo cual eleva los niveles en la sangre rápidamente y hace que queramos comer más azúcar y comamos en exceso más tarde. Lo mejor será desayunar proteínas, grasas saludables y fibra.

No leer las etiquetas: Los sellos en los alimentos han venido a ser de gran ayuda para quienes no leíamos o no entendíamos bien las etiquetas, muchas veces nos confiamos comprando y consumiendo productos que creemos que son súper saludables y maravillosos y resulta que tienen un alto contenido de azúcar, calorías o de sodio.

Consumir productos ‘milagro’: Estos productos pueden dañar tu salud, no siempre tenemos claro qué es lo que estamos consumiendo y podría impactar negativamente en la salud.

Desvelarte: Cuando dormimos entre 7 y 8 horas estamos más activos, podemos hacer ejercicio, estar más alertas, en cambio, si no duermes bien, tu cuerpo no puede llevar a cabo procesos que también te ayudan a bajar de peso, además de comer de más por requerir más energía para funcionar.

Vivir estresado: El estrés no solo te afecta de forma psicológica, pues éste activa la insulina que causa que tu cuerpo acumule más grasa y que los depósitos no se quemen. Además, el estrés puede hacerte comer de menos o de más y ambas cosas son muy dañinas para ti, así que tómatelo con calma.

Tener metas irreales: Nuestro cuerpo va cambiando con el tiempo y ser saludable no significa lo mismo para todo el mundo, hay gente muy delgada que es muy saludable y personas con un poquito más de carne que también son súper saludables, por eso es importante acudir con un profesional y no someternos a dietas, rutinas, ejercicios o regímenes extremos buscando lucir como alguien más.

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Escrito por
Pamela Rodríguez Ordaz